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Cuando se prepara un proyecto audiovisual hay un montón de factores que se entrelazan, que se simultaean y cuya dependencia mutua hace que tomar decisiones, en ocasiones, sea muy complicado. Al mismo tiempo que buscamos actores, también buscamos un estudio en el que rodar el video. Parece sencillo, pero no lo es tanto. Hay que tener en cuenta si necesitamos un fondo verde, para hacer chroma keys, o una infinity cove, para conseguir ese ambiente blanco infinito en el que no se diferencie un entorno en particular; también tenemos que decidir cuántos días de rodaje nos harán falta, dónde están los estudios, qué otros servicios ofrecen, descuentos posibles…
Afrontémoslo con calma y con orden y agarremos el teléfono, ese gran amigo de los productores. Partiendo del evidente obstáculo lingüístico, y de la falta de experiencia, lo mejor será tener claro qué información queremos obtener de las llamadas:
– Precio del estudio
– Dimensiones
– Posibilidad de pintarlo de verde, de ser necesario, y precio de dicho servicio
– Disponibilidad en las fechas preestablecidas para el rodaje
– Descuentos posibles
Y así es como nos hicimos con una buena lista de estudios de lo más diversos y dispersos por toda la ciudad. Teniendo en cuenta lo ajustado de nuestro presupuesto, intentamos aferrarnos a aquellos que ofrecen un mayor número de servicios al precio más conveniente. Sin embargo, nos encontramos una vez más ante el dilema que supone trabajar sobre ideas, sugerencias, palabras… todo demasiado abstracto. Necesitamos ver el estudio y decidir si se ajusta a nuestras necesidades (si es que realmente tenemos claro lo que necesitamos, claro).
Oyster Card en el bolsillo y metro rumbo a North London. Allí nos encontramos con el especialista en infografía. Cafés, decisiones que avanzan, que retroceden, ideas que se replantean… “Este plano lo deberíamos hacer con chroma key. No, este plano mejor con fondo blanco” Apuntes, tachones, bocetos… El video está en continua reconstrucción y a veces resulta incluso frustrante ver que no nos movemos hacia adelante o que incluso retrocedemos. Llegan las 12 y nos dirijimos al estudio con la esperanza de encontrar allí la respuesta a todas nuestras dudas. Demasiado pequeño. Por momentos da la impresión de que nunca llegaremos a rodar el video y que todo está siendo una pérdida de tiempo, pero desde luego que si nos desmoralizamos así por un video de 30 segundos, no quiero ni pensar cómo serán las grandes superproducciones. No perdemos la esperanza y nos acercamos a un estudio cercano, ya por aprovechar el viaje. A pesar de que no tenemos cita nos encontramos con un buen equipo de profesionales que nos despejan algunas dudas.
Bien, parece que ya tenemos dónde grabar nuestro vídeo. En el viaje de vuelta tomamos nota de qué planos necesitan chroma key y cuáles no. Así podremos hacer el plan de rodaje y citar a los actores. Hace falta tomar las decisiones correctas para optimizar el tiempo y el dinero, no queremos 13 actores dos días pululando por el estudio cuando la mayoría pueden hacer su papel en una sola mañana.
¿Qué más necesitamos? Ah, el cristal claro…
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