Busco estudio para 13 personas. Razón aquí

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Cuando se prepara un proyecto audiovisual hay un montón de factores que se entrelazan, que se simultaean y cuya dependencia mutua hace que tomar decisiones, en ocasiones, sea muy complicado. Al mismo tiempo que buscamos actores, también buscamos un estudio en el que rodar el video. Parece sencillo, pero no lo es tanto. Hay que tener en cuenta si necesitamos un fondo verde, para hacer chroma keys, o una infinity cove, para conseguir ese ambiente blanco infinito en el que no se diferencie un entorno en particular; también tenemos que decidir cuántos días de rodaje nos harán falta, dónde están los estudios, qué otros servicios ofrecen, descuentos posibles…

Afrontémoslo con calma y con orden y agarremos el teléfono, ese gran amigo de los productores. Partiendo del evidente obstáculo lingüístico, y de la falta de experiencia, lo mejor será tener claro qué información queremos obtener de las llamadas:

– Precio del estudio

– Dimensiones

– Posibilidad de pintarlo de verde, de ser necesario, y precio de dicho servicio

– Disponibilidad en las fechas preestablecidas para el rodaje

– Descuentos posibles

Y así es como nos hicimos con una buena lista de estudios de lo más diversos y dispersos por toda la ciudad. Teniendo en cuenta lo ajustado de nuestro presupuesto, intentamos aferrarnos a aquellos que ofrecen un mayor número de servicios al precio más conveniente. Sin embargo, nos encontramos una vez más ante el dilema que supone trabajar sobre ideas, sugerencias, palabras… todo demasiado abstracto. Necesitamos ver el estudio y decidir si se ajusta a nuestras necesidades (si es que realmente tenemos claro lo que necesitamos, claro).

Oyster Card en el bolsillo y metro rumbo a North London. Allí nos encontramos con el especialista en infografía. Cafés, decisiones que avanzan, que retroceden, ideas que se replantean… “Este plano lo deberíamos hacer con chroma key. No, este plano mejor con fondo blanco” Apuntes, tachones, bocetos… El video está en continua reconstrucción y a veces resulta incluso frustrante ver que no nos movemos hacia adelante o que incluso retrocedemos. Llegan las 12 y nos dirijimos al estudio con la esperanza de encontrar allí la respuesta a todas nuestras dudas. Demasiado pequeño. Por momentos da la impresión de que nunca llegaremos a rodar el video y que todo está siendo una pérdida de tiempo, pero desde luego que si nos desmoralizamos así por un video de 30 segundos, no quiero ni pensar cómo serán las grandes superproducciones. No perdemos la esperanza y nos acercamos a un estudio cercano, ya por aprovechar el viaje. A pesar de que no tenemos cita nos encontramos con un buen equipo de profesionales que nos despejan algunas dudas.

Bien, parece que ya tenemos dónde grabar nuestro vídeo. En el viaje de vuelta tomamos nota de qué planos necesitan chroma key y cuáles no. Así podremos hacer el plan de rodaje y citar a los actores. Hace falta tomar las decisiones correctas para optimizar el tiempo y el dinero, no queremos 13 actores dos días pululando por el estudio cuando la mayoría pueden hacer su papel en una sola mañana.

¿Qué más necesitamos? Ah, el cristal claro…

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¡Manos a la obra!

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Así que ahora que sabemos qué estamos haciendo, lo que necesitamos saber es cómo hacerlo, y esto puede resultar incluso más complicado.

Hablar es muy fácil, pero reunir todas las ideas y hacer que funcionen en pantalla es otra cosa muy distinta. Tal vez todos sabemos de qué estamos hablando, pero lo estamos interpretando visualmente de formas muy diferentes. Si queremos trabajar como un equipo, tenemos que visualizar el proyecto del mismo modo, así todos sabremos qué necesitamos y cuál es el objetivo final. Puede que un poco de storyboarding ayude…

Está bien, entonces necesitamos un montón de gente (nota mental: ¡convocar un casting! ); necesitamos un estudio (empezar a hacer llamadas), Y necesitamos un gran techo de cristal (¿comprar un invernadero?). Esto empieza a ponerse difícil, pero nos encantan los retos, ¿verdad?

El story ha resultado ser una pieza clave para empezar a mover el proyecto hacia adelante. En los últimos años no han sido pocos los que me han dicho lo anticuado que es el concepto de storyboarding, lo poco que se usa actualmente, y sin embargo creo que a nosotros nos ha sido muy útil para ser conscientes del berenjenal en el que nos estamos metiendo. Ahora sabemos cuánto vamos a depender de los “efectos especiales” (que nadie se asuste, esto no es una película de acción hollywoodiense) y nuestras reuniones con el especialista en infografía han girado entorno al storyboard.

Ahora que hablo de reuniones recuerdo las palabras del director aquel martes de marzo: “bienvenidos al turno de noche”. Y así fue como empezamos a alargar las jornadas laborales hasta bien entrada la noche (no entremos en detalles), o a comenzar nuestros días libres con tres cafés en Camden y mil bocetos sobre la mesa. Lo mejor de todo es que nunca perdemos el optimismo, sea cual sea el nuevo obstáculo que encontramos,siempre hay alguien que consigue arrancar una sonrisa en las situaciones más desesperanzadoras. Cuando nos dimos cuenta de que este proyecto podía costarnos nuestra salud mental, caímos en la cuenta de que tal vez estábamos ciñéndonos demasiado a lo que el storyboard decía. ¿Cómo algo que habíamos creado para servirnos de ayuda se había vuelto en nuestra contra? No nos obcequemos y busquemos nuevos planteamientos, nuevos planos, alternativas a lo que hemos planeado hasta ahora… Somos gente con ideas, seguro que podemos encontrar la forma de transmitir el mismo mensaje a través de imágenes técnicamente menos comprometedoras (trabajar con cristales rotos y seres humanos tal vez no era una buena idea desde el principio).

Entonces tenemos que volver a poner en marcha el proceso creativo, pero estamos un poco bloqueados. Todavía tenemos algunos problemas para visualizar el futuro video. Somos una generación educada en un ambiente audiovisual plagado de imágenes en movimiento, y unos garabatos en un papel no ayudan demasiado…

Let’s move it!

Esto ha sido realmente útil para hacer que nos demos cuenta de que estamos olvidando algo realmente importante: ¡el sonido!

Así que ha llegado la hora de tomar algunas decisiones. Un plan de producción ayudará a saber qué necesitaremos y cuándo, y por lo tanto nos preparará para lo que tenemos que conseguir antes del día del rodaje. Antes de nada: nuestros actores. Pero eso es un capítulo aparte…

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